Cuando me detengo esos instantes en los hechos sucedidos me vuelvo como el viento, pero no soy viento, soy una especia de energía transparente y poderosa que se desplaza y atraviesa todos y cada uno de los elementos que puede imaginar mi mente, pasa por la junta entre losa y losa que cubre el mesón color mamón con textura de cocina, corre sin cesar y y moja junto al rojo con sabor extraño todo a su angosto paso, se extiende sin razón por todo lo demás que sucede a su alrededor, sin importar nada, arrasa con la tranquilidad de esos otros muertos y bordea los plásticos, se mete incluso donde no puedo verla más, cae, se hace tan ligera que no pesa nada y se vuelve tan fina que logro ver a través de ella, es hermosa con su fuerza y su pequeñes, me deja sin palabras porque sucede demasiado rápido y se convierte en la pieza siguiente del montón de infinitos que compiten por enredarse con los otros y formar parte de su nuevo puntual en transformación. No sé que sucede, despierto, me hago de nuevo yo, comprendo que no ha sido más que un desastre tipico y caracteristico de la falta de experiencia y gusto dentro de esos 9m2 hechos para seres especiales, bien lejos de este especial.
Y que fue eso?, vaya vaya, si la niña no había roto más espejos en los últimos 4 meses, solo partido un plato y perdido una sombrilla negra (Ajena) - se puede decir que son las constelaciones cayéndose a besos apasionados, los universos combinando nuevos tonos y arrojando colores impensables, podría decir que alguien en otra galaxia me imagina o que el plato decidió morir en trozos y dividirse en mil vidas mínimas ante mis ojos. Pasar, así, sin más.
Así como paso yo, otro día, lento y suave. En la espera más fantástica que jamas he vivido. Es surreal, quien lo diría?, es la respuesta del universo. Que conspira y se enreda con otros para hacer esto, crear estos hechos, nada casuales, solo puntuales. Absolutos. Cuando nuestros ojos colores se observen por primera y única vez en nuestras existencias. Cuando nos apoderemos de un entorno que se desmoronará como cristales y se oirá caer como si fuera papel. Las luces se extenderán hasta el perfecto contacto. Nos pertenecemos. Ese es el infinito aquí y ahora. Eso es todo. Así de simple.